Mi primer audiolibro

Desde niña, disfruto con particular alegría leer en voz alta. A los 7 años, apenas aprendí, ya les leía cuentos a mis primos pequeños y a mi abuelo durante las vacaciones en el rancho, allá en Hualahuises, N. L. Un poco más grande, en la iglesia a la que acudían mis padres y que en un principio me obligaban a asistir, descubrí que si llegaba primero, podía ofrecerme para leer alguna de las lecturas, era algo que gozaba sin medida: estar frente al micrófono, con excelente acústica, un público numeroso, y siendo tan elocuente como quisiera, porque la ocasión lo ameritaba. En la escuela -y aquí no exagero en utilizar la siguiente palabra- siempre era la primera en alzar la mano cuando la maestra pedía que alguien leyera tal o cual texto; incluso ahora, cuando se presenta la ocasión, en cursos o juntas de trabajo. Ya de adulta, me siento agradecida de compartir este gusto en casa, y leernos mutuamente antes de dormir. Por este amor al acto de leer a otros, alguna vez de niña soñé con hacer doblaje o locución, sin embargo, tengo que decir que fue un anhelo entre muchos que tuve en la infancia, hasta quise ser la primer mujer presidenta del país, con eso lo digo todo. Honestamente, no hubiera creído que la vida me presentaría la oportunidad fortuita de grabar el audio del siguiente cuento, algo de lo que doy gracias a mi actual trabajo. Obviamente, mi perfeccionismo ya me hizo una crítica constructiva, y como consecuencia, comencé un taller de cuentacuentos y otro de locución, virtuales, porque sigo en cuarentena.

La guerra de las Engracias, escrito por Yarezi Salazar e ilustrado por Sheila Cabeza de Vaca.

Comentarios

Entradas populares